Una benditera, pieza destacada en febrero en el METCAN

benditera

La pieza destacada de febrero en el Museo Etnográfico de Cantabria, ubicado en la casona de la familia de los Velarde en Muriedas, la constituye una benditera, hecha en barro y de fabricación artesanal, procedente de Santillana del Mar

En la religión cristiana, Cristo se ha identificado tradicionalmente con el agua. El significado purificador de este elemento se manifiesta ya desde el episodio del bautismo y, como extensión de su simbolismo, en el propio acto de hacer la señal de la cruz con agua bendita sobre la frente. Para favorecer la renovación de esa purificación, las iglesias, lugares sagrados por antonomasia donde se atesora la Divinidad, situaron en sus entradas a partir del siglo XV pilas con agua bendita, que simbolizaban las aguas del río Jordán.

Por extensión, en el ámbito cotidiano se difundieron unas piezas de uso religioso: las benditeras. Versiones domésticas a escala de las pilas bautismales, son utensilios que presentan un pequeño recipiente de poca profundidad, en el que se custodia el agua bendita. La devoción popular encontró así, y gracias al hábil trabajo de los alfareros, una forma de rendir culto y de llevar a cabo la práctica de los ritos formalizados en la doctrina cristiana dentro de la intimidad de sus hogares.

Desde el punto de vista tipológico, existen benditeras de sobremesa (transportables), aunque la mayoría están destinadas a ser colgadas en el muro (fijas), concretamente junto a la puerta de entrada, para persignarse antes de salir, o en los dormitorios, junto al respaldo de la cama, para hacerlo antes y después de dormir. Las hay de tamaños y materiales diversos, como la madera, el mármol, el metal, la porcelana, el estuco, la terracota, el cristal o la piedra, si bien es cierto que la mayoría son de cerámica. De formas diversas y elaboradas normalmente con moldes, se decoran con motivos vegetales y, más comúnmente, religiosos, tallados, moldeados o pintados en su superficie; entre estos últimos, destaca la imagen de San Antonio de Padua (Lisboa, 1195 ¿ Padua, 1231), por tratarse de un santo de especial devoción entre los alfareros por haber impedido que un vaso arrojado al suelo se rompiera. En España, existen numerosos ejemplos de centros donde se producían benditeras artísticas, tratándose de una fabricación que se mantiene en la actualidad: Talavera de la Reina, Manises, Úbeda y Triana, entre otros. Mención especial merece el pintor valenciano Joaquín Sorolla (1863-1923), quien reunió una importante colección a lo largo de su vida.

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