Este objeto de arte mueble de la época prehistórica es de reducidas dimensiones: 93 mm de largo, 30 mm de ancho y 3 mm de grosor. En él se representa cabeza de una cierva realizada sobre un hueso plano que se ha recortado para crear la forma del animal.
El hocico, la boca, el ojo con su lacrimal y el pelo del cuello y la cara se han grabado con la ayuda de un buril. En conjunto, configuran una
imagen naturalista. Por su parte, las orejas se rellenan con una retícula de líneas.
Puede pensarse que en la parte perdida del objeto hubiera un agujero para colgarlo de un cordel o coserlo a la ropa. Al margen de alguna función concreta, por su calidad y esmero, debió tener un componente simbólico especial.
Este objeto se encontró en la cueva de el Juyo, en Igollo de Camargo, un lugar considera por muchos prehistoriadores y arqueólogos como el lugar sagrado del mundo.